El dolor articular es un problema frecuente causado en la mayoría de los casos por la artritis. Suele afectar a personas mayores de 40 años, pero algunas formas de artritis pueden aparecer en la infancia.
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La artritis es una inflamación de las articulaciones que se caracteriza por diferentes tipos de enfermedades. Una articulación es una conexión entre dos o más huesos separados por un espacio. La articulación está cubierta por una membrana sinovial que humedece y protege las superficies articulares de los huesos. Éstas, a su vez, están cubiertas de tejido cartilaginoso (cartílago). Esta construcción permite que los huesos se muevan y no rocen entre sí.
En la artritis, la membrana sinovial se inflama. Como resultado, se desarrolla hinchazón en el área afectada, la piel se enrojece y duele. Al mismo tiempo, la movilidad articular disminuye. A menudo el proceso inflamatorio se propaga a otras articulaciones.
La gravedad de los síntomas de la artritis puede variar desde síntomas leves y moderados hasta síntomas insoportables y dolorosos. Pero sin tratamiento, la inflamación de las articulaciones progresa gradualmente y las superficies articulares de los huesos se erosionan y se destruyen. La artritis afecta principalmente las articulaciones de los pies y las manos, los codos y las rodillas, pero la enfermedad también puede afectar otras partes del cuerpo.
En el cuerpo humano hay 230 articulaciones. Cada articulación es un aparato completo que incluye no sólo huesos, sino también cartílagos, músculos, capas de tejido conjuntivo laxo y membranas mucosas. Todas estas estructuras facilitan el deslizamiento de las superficies óseas y accionan la articulación. A pesar de la complejidad de la estructura, una articulación sana funciona sin problemas.
La aparición de dolor articular, o artralgia, puede ser síntoma de diversas enfermedades. En general, todas las enfermedades articulares se dividen en 2 grandes grupos:
Los factores que provocan el dolor artrítico pueden ser dolores de garganta, infecciones urogenitales e intestinales, cambios en la dieta (consumo de alcohol, productos cárnicos) o hipotermia.
La causa del síndrome de dolor en la artrosis es la sobrecarga de la articulación y su deformación gradual. El grupo de riesgo para este síndrome incluye:
El dolor en la articulación de la rodilla es más frecuente en personas con un peso corporal excesivo y en aquellas que deben permanecer de pie varias horas al día debido a su profesión, como cirujanos, peluqueros, mineros, pintores, profesores y dependientes. El dolor en manos y brazos se da más a menudo en personas que realizan movimientos monótonos de «fatiga» (en trabajos que implican sostener una herramienta en la mano), como cajeros, cargadores y músicos.
Cualquier artritis no tratada conduce con el tiempo a la artrosis porque la inflamación altera el metabolismo del cartílago. Sin una nutrición adecuada, el cartílago empieza a adelgazarse y luego se deteriora gradualmente.
En la artrosis, causada inicialmente por una sobrecarga mecánica de la articulación, acaba interviniendo un componente inflamatorio. Cuando se destruye el cartílago, se pone en marcha el mecanismo natural de su reparación. Pero, si en la cavidad articular se acumulan partículas de cartílago destruido y células muertas, la recuperación no se produce como en el tejido sano. Debido a la presencia de «restos» de tejido en la articulación, se inicia una reacción inflamatoria.
Además de la artritis y la artrosis, el dolor al movimiento es consecuencia de daños en el aparato periarticular. Incluye estructuras como músculos, ligamentos, tendones y sus vainas (vainas). Cuando el centro del dolor se localiza en el aparato músculo-ligamentoso, los médicos hablan de síndrome miofascial. Su peculiaridad es la presencia de un punto gatillo - es una zona de compactación, cuando se aplica presión sobre ella, se produce dolor. La articulación puede estar sana, pero el dolor se produce porque es necesario utilizar un músculo tenso para mover la extremidad.
La terapia de las enfermedades articulares requiere un enfoque integral. Las tácticas de tratamiento incluyen el alivio mecánico, el alivio de la inflamación y la prevención de la progresión de la enfermedad subyacente. Sólo así se puede evitar la destrucción del cartílago, preservar su función y mejorar la calidad de vida de una persona con artralgia.
El tratamiento prescrito por un especialista puede incluir diversas técnicas para aliviar el dolor articular:
El tratamiento farmacológico incluye fármacos de acción rápida y retardada. En el primer grupo se incluyen los antiinflamatorios, que tienen efectos tanto analgésicos como antiinflamatorios. Cuando afectan a las articulaciones, pueden ser recetados por un especialista durante el menor tiempo posible y en la dosis menos eficaz.